Voy a comenzar este artículo proponiéndote un pequeño y simple ejercicio que te va a ayudar a experimentar mejor el tema que hoy voy a desarrollar. Para ello, te invito a buscar lápiz y papel y a tomarte tres minutos para hacer una lista de todas las ideas que se te ocurran para el siguiente desafío: ¿Cómo podría evitar distraerme en el trabajo?
¿Comenzamos? ¡Ya!
Cuando creas que ya no se te ocurren más ideas, seguí intentando un poco más.
¿Listo? Ahora me gustaría que recuerdes lo que ocurrió con tus ideas durante el ejercicio o que recuerdes cuando realizaste un ejercicio similar de ideación. Te pregunto entonces ¿Cuándo percibiste la mayor catarata de ideas? ¿En los primeros minutos o al finalizar?
Muy probablemente, al comenzar a buscar ideas, éstas aparecieron primero con mayor frecuencia para luego ir disminuyendo hasta que no se te ocurrió ninguna idea más. Esto es algo que ocurre normalmente en una sesión de ideación, al principio las ideas surgen fácilmente, para luego llegar a una meseta o incluso agotarse. Si tuvieras entonces que catalogar tu productividad a lo largo del ejercicio ¿Dirías que fue aumentando o disminuyendo?
Si tomamos en cuenta lo que te comenté anteriormente, sería muy fácil responder que la productividad fue siendo cada vez menor, ya que con el correr del tiempo las ideas fueron disminuyendo en cantidad. Y si te pregunto ahora sobre cómo fue tu creatividad a lo largo del ejercicio ¿Me responderías que fue disminuyendo en el tiempo, aumentando o permaneció igual? ¿Tu percepción será igual a lo que ocurrió realmente?
Expectativa vs realidad
Para responder estas preguntas te voy a contar sobre unos experimentos que realizaron investigadores de las Universidades de Cornell y Northwestern, en los cuales examinaron si la creencia de las personas sobre su creatividad a lo largo del proceso de ideación se correspondía con su desempeño real. Pero primero ¿Por qué no habría de corresponderse? La duda surge porque muchas veces confundimos creatividad (novedad y utilidad de una idea) con productividad (habilidad de generar ideas). Esto ocurre porque la facilidad o dificultad de generar una idea es una característica psicológicamente mucho más saliente que la creatividad de esa idea, un juicio que quizás no sea tan fácil de evaluar en tiempo real. Entonces, es de esperar que si percibimos una disminución en la productividad durante el proceso de ideación, creamos que ocurre lo mismo con la creatividad.
Sin embargo, las investigaciones muestran que la creatividad no sigue la misma forma que la productividad a lo largo de un proceso de ideación. De hecho, la creatividad tiende a aumentar o mantenerse constante. Esta contradicción, entre la expectativa de lo que creemos que ocurre con nuestra creatividad versus lo que en realidad ocurre, se llama la ilusión creativa del acantilado. Mientras que las personas esperan que su creatividad vaya disminuyendo a lo largo de una sesión de ideación, su creatividad en realidad mejora o permanece constante. En otras palabras, se espera que la creatividad decaiga con el tiempo más rápidamente de lo que realmente lo hace.
Y esto es lo que se observa en el siguiente gráfico, le pidieron a un grupo de personas que antes de realizar una sesión de ideación predigan primero cómo iba a ser su rendimiento creativo a lo largo de la sesión. Esto le permitió a los investigadores comparar ambos parámetros: la expectativa vs la realidad.
Lo que observás es una clara evidencia de la ilusión creativa del acantilado. Las predicciones de las personas en cuando a su creatividad a lo largo del proceso de ideación divergen de lo que ocurre realmente. Es más, en este gráfico podemos ver que la creatividad real aumenta con el tiempo. Las ideas que ocurren avanzado ya el proceso de ideación son más creativas que aquellas que aparecen en un primer momento, aunque la fluidez de ideas sea menor. Lo interesante es que cuando le preguntaron a las personas cómo había sido su performance creativa pero en este caso luego de haber experimentado el proceso de ideación, su percepción también fue de que la creatividad había disminuido. Confundimos productividad con creatividad.
¿Por qué somos más creativos a lo largo del tiempo?
Esto ocurre principalmente por el proceso cognitivo que subyace a la generación de ideas en sí. Las nuevas ideas se generan integrando y recombinando información que ya existe en nuestra memoria, y al encontrarnos frente a un nuevo desafío, las ideas que primero aparecen son las más comunes y obvias. De hecho, si hiciste el ejercicio anterior podés chequear tu lista y comprobar si esto te ocurrió a vos también. O podés ir a las anotaciones de tu último proyecto y fijarte si con el correr de los días las ideas se iban haciendo cada vez más creativas. Esta característica es una de las razones por la cual la persistencia es un factor predictivo de una buena performance creativa.
Esta información sobre la percepción de nuestra creatividad es relevante ya que la creencia de cómo se comporta la creatividad a lo largo del tiempo influye en cómo y hasta qué punto las personas invierten esfuerzos en sus procesos creativos.
Cuando comenzamos a pensar en posibles soluciones, quizás nos tenemos que dar el tiempo suficiente para que las ideas vayan perfeccionándose en nuestra mente, ya sea mediante asociaciones nuevas o con la introducción de elementos novedosos. El proceso creativo es un proceso como cualquier otro y la persistencia y paciencia frente a la solución de desafíos puede ser una buena estrategia para generar mejores ideas creativas.
Más información en…
https://www.pnas.org/content/pnas/117/33/19830.full.pdf
Lucila Caceres Es neurocientífica y mentora de procesos creativos apasionada por combinar ciencia y autoconocimiento para motivarte a conectar con la autenticidad. Web:www.conexionbylu.comInstagram: @conexionbylu