Desaparece misteriosamente. ¿Pero cómo? ¿No es que nada puede desaparecer? Bueno, el truco estriba en que el puño nunca existió como tal, sino que fue una conceptualización del suceso de tener una mano cerrada. Y los conceptos son tan frágiles que incluso en el momento menos pensado pueden desaparecer.
Los seres humanos somos muy buenos conceptualizando sucesos, aportándoles un nombre, una etiqueta, una categoría, un rincón en el cajón. En el proceso creativo, esa habilidad para la conceptualización utilizada de manera inconsciente puede encerrarnos en callejones de los que puede ser muy dificil salir. Pero si abrimos los ojos veremos que siempre seremos capaces de redefinir el concepto. Hablo de cuestionarlo, de darlo vuelta, ponerlo patas para arriba, estirarlo, aportarle datos, experiencia, juego y exploración.
Al hacer esto estaremos trascendiendo el concepto e iniciando un camino directo hacia la esencia de las cosas. Es cierto que los conceptos nos ayudan a describir el mundo que nos rodea; pero así como la palabra “árbol” no tiene tronco ni ramas ni hojas ni tampoco da sombra, de igual manera aún no hemos encontrado puño alguno que se resista al suceso de abrir la mano.
En Creatividad el desafío es siempre ir un poco más allá. No dejes que tus pre(conceptos) te cercenen el camino.